Quien parpadea teme a la muerte plantea una pregunta fundamental. ¿Deben pagar los hijos los errores de sus padres? Knud Romer es un danés nacido en 1960 hijo de madre alemana. Durante su infancia tuvo que soportar los insultos y vejaciones que tanto su madre y él sufrían por el simple hecho de ser alemanes. No importaba en absoluto que la madre del autor hubiese formado parte de la resistencia y hubiese experimentado la pérdida de seres queridos por la represión de Hitler dentro de Alemania ante las voces discordantes. Ni siquiera se molestaron en preguntarse por el papel que Hilde había tenido en la Alemania del Tercer Reich. Era alemana y eso era suficiente para condenarla y también a su hijo, aunque fuera danés de nacimiento. Esta novela autobiográfica de la infancia del autor es también una novela homenaje hacia la fortaleza de la madre. Una mujer que perdió al gran amor de su vida en horribles circunstancias y que no se dejó amedrentar por el vacío y los insultos de sus vec
Como ya quedó patente en este post , siento debilidad por la película Rebeldes , de Francis Ford Coppola . Hoy he descubierto cómo una pequeña iniciativa fue la palanca que provocó que la novela de S.E. Hinton fuese llevada al cine. Jo Ellen Mikasian , bibliotecaria en una escuela de Fresno, California, escribió una carta a Francis Ford Coppola en representación de más de un centenar de alumnos del centro, que también firmaron la firmaron, pidiéndole que considerase la posibilidad de realizar la adaptación cinematográfica de la novela. Tres meses más tarde recibieron respuesta del productor Fred Roos y el resto de la historia ya os lo podéis imaginar. Una pequeña acción con un gran resultado. Una bibliotecaria comprometida con su labor de fomento de la lectura. Estudiantes que leen y se enamoran de un libro. Una ilusión compartida y una apuesta por la acción. Podían simplemente haberse ilusionado, pero decidieron actuar. Un mensaje en una botella que llegó a su destino. Y allí
Esta semana he tenido acceso por casualidad a un artículo de hace dos años publicado en The Guardian en el que se explican las ventajas de escribir en la cama. Da además algunos ejemplos, entre ellos el muy conocido de Marcel Proust . Mark Twain A mí nunca me ha parecido que escribir en la cama deba ser algo especialmente cómodo. Es más, por las mismas necesidades de la escritura debe ser relativamente sencillo tener la necesidad de levantarse de la misma con cierta frecuencia para hacer consultas en materiales de referencia. El contraste de temperatura entre entrar y salir, sobre todo en invierno, me parece una tortura. Ahora, con internet, esta necesidad debe haberse reducido drácticamente, pero en la época de Proust, internet no existía. Ni siquiera era concebible. Pero seguro que Proust tenía criada. Cuando estudiaba en la universidad, Fernando Valls , uno de los profesores de literatura que tuve, nos explicó el caso de un escritor español que en un momento dado decidió
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