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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Cuando Satán vuelva a casa por Navidad

No todo este 2011 ha sido malo; por mucho que se empeñen los medios de comunicación ahora que hacen el balance anual en dejarnos una imagen de éste como un año no malo, no, terrorífico. No entraré en consideraciones de como ha sido este año para mí, porque es una cuestión personal y porque si tengo que seguir la tónica general y hablar de años malos, algo muy gordo tendría que suceder entre hoy y mañana o en los años venideros, para superar en oscuridad a 2008. Aunque se empeñen en situarnos con o sin razón al borde del abismo, cada pequeño día puede aportarnos algún pequeño motivo para la felicidad. Sólo hace falta concentrarnos en estos pequeños destellos y olvidarnos del resto. Sé que ahora estoy sonando a manual de autoayuda, lo que hace que me avergüenza un poco, pero es cierto. Esta mañana me he despertado a las ocho de la mañana con la radio. El locutor estaba haciendo el editorial que abre el programa enumerando los greatest hits de las penalidades del año que toca a su fin.

De listas y listos, again

Hoy se ha publicado en el blog Papeles perdidos de Babelia (El País) la lista de los 25 mejores libros del año 2011. Una lista tan arbitraria como cualquier otra. Se realiza a través de una encuesta a 57 críticos, según la cual éstos deben enviar una lista de los que ellos consideran los 10 mejores títulos del año que termina, ordenados por preferencia descendente. A partir de aquí, cada título obtiene un número determinado de votos según su posición en la lista en la que aparece, pudiendo aparecer, evidentemente, en más de una. Al final se suman todos los votos de todas las litas, de manera que los 25 mejores libros son los que han obtenido más votos. Resulta más que evidente que con que aparezcas en tres listas con una calificación más o menos media, tienes muchas posibilidades de aparecer en la lista de los 25, dada la cantidad de personas que votan y votos que se emiten.  Diez títulos por 57 personas, pueden generar una variedad de títulos bastante importante. Lo que me resulta

Putas

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Que Chester Brown es un tipo curioso hace tiempo que lo sabemos. Sólo hace falta leer Ed, el payaso feliz para darse cuenta de que estamos ante un autor poco convencional. Pero es que con Pagando por ello. Memorias en cómic de un putero , riza el rizo. Creo que hay que ser muy sincero y valiente para admitir públicamente que se es un cliente habitual de la prostitución. No todo el mundo se atrevería a hacerlo. Y lo es porque son muchas las razones por las que uno puede recurrir a los servicios de una prostituta, pero Chester Brown reconoce públicamente la que puede que sea la razón principal de la existencia de este oficio y que no todos los hombres estarían dispuestos a reconocer (por aquello de la hombría), esto es, que tiene dificultades serias para ligar. Todos somos muy modernos pero luego resulta que reprobamos las conductas de los demás por parecernos vergonzantes e indignas, y nos incomoda que los demás asuman como propias debilidades que nosotros no nos perdonaríamos rec

Decepcionar es pecar

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Tenía muchas ganas de leer Las crónicas de la señorita Hempel , de Sarah Shun-lien Bynum. Ganas a ciegas, porque no conocía ni la obra ni a la autora, pero que viniese avalada por ser publicada por Libros del asteroide, ya era una garantía de calidad, más que una mera promesa de la misma. El resultado, sin embargo, ha sido decepcionante. Una decepción grave, porque en el fondo ésta radica no en las expectativas defraudadas por su simple inclusión en un sello sinónimo de calidad, sino porque la misma obra tiene un inicio espectacularmente bueno, que se desinfla con una rapidez pasmosa, que resulta dolorosa. Y esto sí que decepciona, porque prometer sin cumplir es pecar: si una expectativa muy alta no se cumple, la decepción es mayúscula y se vuelve contra ti. La novela se abre con una celebración escolar por la que van desfilando uno a uno los que parecen ser los principales alumnos de la señorita Hempel, una joven que acaba de iniciar su carrera como profesora y que

My list: play it again

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Llega la época de las listas. Esas reducciones absurdas, exprésamente categorizantes, subjetivamente selectivas e irremisiblemente reduccionistas. Siempre basadas en la novedad, en lo último, porque el pasado es eso, pasado, y ya no cuenta, y estamos tan ávidos de futuro que necesitamos dejar atrás el presente lo más rápido posible, reduciéndolo a una lista que se quiere ejemplarizante para que lo inmortalice y selle así su finitud, pero que no es más que otro ejercicio vanidoso, banal y prescindible. Pero... "C'est l'Ennui!—l'oeil chargé d'un pleur involontaire, Il rêve d'échafauds en fumant son houka. Tu le connais, lecteur, ce monstre délicat, —Hypocrite lecteur,—mon semblable,—mon frère!"   (Charles Baudelaire, 1855) Sí, lo sé, yo también haré mi lista. Para que quede más internacional y, por lo tanto, suene más importante y tenga más empaque, mi lista será my list . No será una lista de lo mejor de 2011 porque no tengo ni la más remota idea