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La biblioteca en llamas

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Los barceloneses amantes, usuarios o amigos de las bibliotecas hemos estado de suerte estos primeros meses de 2019. Han coincidido más o menos en el tiempo la proyección en la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya del documental Ex Libris: the New York Public Library , de Frederick Wiseman , y la publicación de la traducción al castellano de The Library Book ( La biblioteca en llamas ), de la periodista Susan Orlean , coronada con la asistencia de la escritora al Festival Kosmopolis . Estas son dos obras cercanas y distantes. Cercanas porque presentan la biblioteca pública en tanto que equipamiento democrático y social al público general y desde el punto de vista del no profesional bibliotecario. Distantes, porque mientras que Wiseman nos hace un retrato a partir de la premisa de la no intervención (aunque filmar ya es una intervención), Orlean ya desde el mismo inicio del libro se involucra personalmente y nos explica no solo qué han representado las bibliotecas pa

Balance de 2018

Cada año que pasa cuesta más trabajo encontrar tiempo para leer. 2018 ha sido difícil, y eso que he contado con la motivación extra que ha supuesto el Velocirepte de las Biblioteques de Barcelona . Sin sangre, pero con algo de sudor y alguna que otra lágrima, estas han sido mis lecturas de 2018. La vida sense la Sara Amat , de Pep Puig Una tierra más amable que el hogar , de Wiley Cash Memoria del miedo , de Andrew Graham-Yoll El cuento de la criada , de Margaret Atwood Quan érem orfes , de Kazuo Ishiguro Lolly Willowes , de Sylvia Townsend L'edifici Iaqubian , de Alaa Al Aswani Cançó de la plana , de Kent Haruf El ferrocarril subterrani , de Colson Whitehead La reina de las nieves , Michael Cunningham Carol , de Patricia Highsmith Una revelación brutal , de Louise Penny Això no és Amèrica , de Jordi Puntí La veu i el poder de les dones , de Mary Beard Rosa cándida , de Audur Ava Ólafsdóttir Els metecs , de Pep Puig Gilead , de Marilynne Robinson

Previsiones para 2014

Creo que este año que termina y que no ha sido demasiado prolífico en lecturas, no merece la lista de lo mejor que he leído este año, aunque si os interesa, ahí va: Junot Díaz. Voy a optar por otra opción: lo que espero leer el año que viene. Como buena declaración de intenciones, puede quedarse simplemente en eso, en intenciones. No tengo una bola de cristal, así que desconozco la mayoría de los títulos que se van a publicar el año que viene, pero sí que puedo apostar por lo que conozco y me interesa. Ahí va: Peter Cameron, Coral Glynn Hans Fallada, Llop entre llops Leonardo Padura, El hombre que amaba los perros John Cheever, Relatos 2 Carsten Jensen, Nosotros, los ahogados Jordi Puntí, Maletes perdudes Henry Adams, La educación de Henry Adams Alice Munro, Demasiada felicidad Julio Cortázar, Rayuela Rafael Chirbes, Crematorio Fernando Pessoa, Libro del desasosiego John Dos Passos, Paralelo 42 Vladimir Nabokov, Habla, memoria Vicenç Pagès Jordà, Els jugadors de whis

Expectativas

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De Madame Proust y la cocina kosher me atrajeron dos cosas: Proust y kosher. Lo conocido y lo desconocido. Y la expectativa. El reencuentro con algo que amo y el posible descubrimiento de algo que crees que te puede gustar. Lo que seguro que no me atrajo fue la cubierta de la edición española. Un horror que tras la lectura de la novela puedo afirmar que no refleja, no explica nada del libro. Kate Taylor cuenta tres historias que se relacionan entre ellas. Hay una primera red de conexiones visible y que configura la trama argumental. La segunda es más sutil y parece querer compensar el desconocimiento verdadero que tenemos de las vidas de personajes reales, mediante la sublimación que permite el arte, construyendo vidas y personajes imaginarios con otros nombres. Madame Proust y la cocina kosher nos permite leer los diarios ficticios de la madre de Marcel Proust, nos permite conocer la historia personal de la intérprete canadiense que los está estudiando buscando respuestas a

El horno no funciona

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No he tenido la experiencia de vivir en un piso compartido. Vivia a una distancia relativamente escasa en kilómetrosde la universidad y no fue necesario cambiar provisionalmente de residencia. Tal vez he llegado a una edad en la que vivir en un piso compartido no es la situación ideal. Sin embargo, en cierto modo añoro una experiencia que podría haber sido divertida durante los años universitarios. Tenía amigas que sí que compartían piso. En algunos casos la experiencia acabó como el rosario de la aurora. Hay que escoger bien la compañía, aunque hasta alguien a quien crees conocer muy bien puede darte una sorpresa desagradable una vez de habéis dejado de veros para tomar cañas y pasáis a convivir. El horno no funciona , de Camille Vannier , va justamente de esto, de un piso compartido. Esta parisina residente en Barcelona, describe muy suscintamente a los múltiples compañeros de piso que tuvo en el barrio de Gràcia. Algunos estuivieron poco tiempo, otros muchos meses. Con algunos

Marketing editorial

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Hace un par de semanas Babelia publicó un artículo en el que se reflexionaba sobre la dificultad de titular una obra literaria y el papel que juega el título en el éxito comercial de ésta. Participaban en el mismo diferentes autores y profesionales de la edición. Las opiniones son para todos los gustos y con algunas estoy de acuerdo y con otras no. Creo que quien afirme que el título no tiene nada que ver con el éxito comercial de un libro, se equivoca. Es más, afirmar que los libros no tendrían que tener título, no sólo me parece un desatino con clara voluntad de provocar, si no que es además obviar que nuestra cultura es nominalista. Evidentemente, un buen título no tiene por qué ir seguido de una gran obra, así como una gran obra puede llevar un título pésimo. Pero raramente encontraremos un éxito comercial con un título nefasto... aunque los hay. ¿Por qué tiene tanta importancia el título? Por la misma razón que la tienen en primer lugar las cubiertas y en tercer lugar los t

Lecturas vacacionales

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Ahora sí. La lista de las lecturas que pienso hacer durante mis vacaciones estivales. No ha sido una elección consciente, pero me he dado cuenta de que las cuatro novelas han sido escritas por mujeres. Alguna razón habrá. Nada es casual. El insólito peregrinaje de Harold Fry , de Rachel Joyce. La palabra insólito está muy manida, pero sigue llamándome la a atención. Asociar zapatos y peregrinaje en una cubierta, me parece una idea excelente, ya que resulta muy evocador y por la reiteración, refuerza la idea que pretende transmitir. La Reina de la Remolacha , de Louise Erdrich. Me llamaron la atención tanto la imagen de la cubierta: una representación poderosa de una mujer atractiva que parece ser de armas tomar (una reina), como la palabra remolacha, la cual me resulta inusual. Madame Proust y la cocina kosher , de Kate Taylor. La cubierta no es que me guste demasiado. Lo que me atrajo fue Proust (está por ver si hay alguna relación) y cocina koscher. No porque yo