Quien parpadea teme a la muerte plantea una pregunta fundamental. ¿Deben pagar los hijos los errores de sus padres? Knud Romer es un danés nacido en 1960 hijo de madre alemana. Durante su infancia tuvo que soportar los insultos y vejaciones que tanto su madre y él sufrían por el simple hecho de ser alemanes. No importaba en absoluto que la madre del autor hubiese formado parte de la resistencia y hubiese experimentado la pérdida de seres queridos por la represión de Hitler dentro de Alemania ante las voces discordantes. Ni siquiera se molestaron en preguntarse por el papel que Hilde había tenido en la Alemania del Tercer Reich. Era alemana y eso era suficiente para condenarla y también a su hijo, aunque fuera danés de nacimiento. Esta novela autobiográfica de la infancia del autor es también una novela homenaje hacia la fortaleza de la madre. Una mujer que perdió al gran amor de su vida en horribles circunstancias y que no se dejó amedrentar por el vacío y los insultos de sus vec...
Esta semana he tenido acceso por casualidad a un artículo de hace dos años publicado en The Guardian en el que se explican las ventajas de escribir en la cama. Da además algunos ejemplos, entre ellos el muy conocido de Marcel Proust . Mark Twain A mí nunca me ha parecido que escribir en la cama deba ser algo especialmente cómodo. Es más, por las mismas necesidades de la escritura debe ser relativamente sencillo tener la necesidad de levantarse de la misma con cierta frecuencia para hacer consultas en materiales de referencia. El contraste de temperatura entre entrar y salir, sobre todo en invierno, me parece una tortura. Ahora, con internet, esta necesidad debe haberse reducido drácticamente, pero en la época de Proust, internet no existía. Ni siquiera era concebible. Pero seguro que Proust tenía criada. Cuando estudiaba en la universidad, Fernando Valls , uno de los profesores de literatura que tuve, nos explicó el caso de un escritor español que en un momento dado decidió ...
Felipe, de Quino , es uno de los personajes de ficción más logrados para representar el trastorno obsesivo compulsivo y el pesimismo. El angustias perpetuo, que sueña, cómo podía ser sino, con ser El Llanero Solitario . Una ironía cruel de un autor que, sin embargo, a menudo se enternece con sus personajes. Mafalda , desde pequeña, siempre ha sido una de mis obras favoritas. Mi primer libro de Mafalda, el número tres, me lo regaló mi hermana una mañana de domingo. Había venido a Granollers a visitarnos con su novio. Yo tendría entre seis y ocho años. Estábamos en el antiguo bar del Casino, donde nos habíamos refugiado de la lluvia. Ese día llovió a cántaros y las cloacas se inundaron. Mi hermana lo llevaba encima, en el bolso, porque supongo que pensaba leerlo en el autobús, aunque si venía acompañada de su novio, no creo que leyese mucho en el trayecto. Entonces venía a Granollers en autobús, no en tren. En aquella época los trenes para venir a Granollers salían de la Estació de...
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