Recoger lo que siembran otros

Llevo 8 años trabajando en el sector editorial y cada vez me afecta más lo que considero una mala praxis deleznable: la mania que tienen ciertas grandes editoriales pertenencientes a grupos en empecinarse en recoger, a golpe de talonario, por supuesto, lo que siembran las pequeñas editoriales.
El trabajo de editor, entre otras cosas, consiste en descubrir a nuevos autores e introducirlos, poco a poco, en un mercado en el que es un desconocido. Este trabajo, a parte de una inversión económica inicialmente a fondo perdido, requiere olfato y mimo además de paciencia y una firme convicción de la calidad del trabajo del autor por el que has decidido apostar. ¿Qué pasa una vez que el editor pequeño ha hecho este trabajo? Pues que viene el gran editor de turno que con una oferta por los derechos completamente fuera de órbita, te roba al autor en cuestión y acaba recogiendo los frutos, es decir los ingresos por ventas, del autor por el que tú has estado apostando deficitariamente durante largo tiempo. Que te pase una vez, pase, pero que parezca que ciertas editoriales, a la hora de llevar a cabo su programación se dediquen a mirar nuestro catálogo a ver qué publican, no sólo es cansino, sino también indignante.
Puede que ellos entiendan su oficio de esta manera, pero nosotros no.

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